jueves, 9 de septiembre de 2010

Acerca de las palmadas de la marinera (o el motivo de hacer canciones)…


Siempre me sentí extraño cuando la gente empieza a palmear la marinera… Por más que no estén conectados con la música empiezan a hacerlo como quien desea estar a tono con la ocasión o no sé…

Lo tome como ejemplo de la alienación (asi se dice???) que consiste en ese instinto inherente al ser humano de enrolarse en la causa de las masas, identificarse, agruparse en manadas no solo para ocupar un espacio sino para sentir lo mismo que siente la mayoría… Cuando mi hija ve “Lazy town” (programa infantil emitido en Discovery Kids) hay dos personajes; por un lado está “Sportacus” que es el bueno: amigo de los niños, deportista, baila, es feliz en las fiestas, ordenado, colaborador y come dulces sanos (manzanas y frutas). Por otro lado está “Robbie Rotten” que es el malo de la serie y que tiene como principales características: le molestan los niños jugando y haciendo ruido, no le gustan los deportes, no se divierte en las fiestas, siente envidias, disfruta dormir, prefiere la soledad y es vengativo… Desde chiquitos nos crean un molde que sirve para los que viven instintivamente pero no para los que se cuestionan todo… que no somos pocos ni tampoco gozamos de más inteligencia simplemente somos así…

Por más que intenté ser de la mayoría exclusiva nunca lo logre y no porque fuera de la mayoría común sin posibilidades de “ascender” en ese campo sino porque no tengo ni tuve madera de hombre social… Desde que acepté que no disfrutaba de las fiestas, ni de las corbatas, ni de los matrimonios, ni de los perfumes, ni de la ropa, ni de los carros, ni del pisco, ni del whisky (ajjj), ni de tener jefe, ni de pertenecer a un club, ni de los showers, bautizos, postales, listas de novios, amigos secretos, ni de los planes, ni de las conversaciones por amabilidad, ni de los consejos, etc. empecé a ser más feliz con lo que realmente me importa ser feliz: conmigo mismo… Y así empecé a adherir cómplices y aliados a mi causa: mi mujer, mi hija, mis gatos (q ya se fueron), etc.

Solitarios e individualistas hasta el punto de no necesitar verme bajo el uniforme de la mayoría para aceptarme porque me conocieron sin uniforme; solo con mi piel… Ojo: no me considero una joya especial ni un genio y menos un hombre extraordinario con una diferencia que es y será su atributo artístico diferenciador…. Solía sentir eso hasta que nació mi hija y me dejé de huevadas con los demás y conmigo mismo por supuesto…

Las palmas de la marinera nunca me picaron en las manos porque nunca me picaron en las entrañas… Lo único que me pica en las entrañas es no perderme de vista en este medio adverso para los individuos individualmente individuales (ojo: no solitarios… porque de eso hablaremos en otro momento…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario